El presidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA), Juan José Tirado, ha recordado que existen muchas razones para “abogar por la promoción y prevención de la salud durante la vejez, pero la más importante es lograr una mejor calidad de vida para las personas mayores al menor costo económico. Por tanto, la enfermera debe defender y asumir este objetivo”.
El presidente del CECOVA ha argumentado que la finalidad fundamental es “la atención de los profesionales hacia la salud de las personas en el ámbito doméstico; para ello debe ser programada, protocolizada e interdisciplinaria y no se entiende que actualmente se desarrollen cuidados domiciliarios muy diferentes, articulados en distintos niveles de la esfera pública y con grandes divergencias con la asistencia privada, sin acuerdos y entendimientos que eviten superposiciones. duplicidades o incluso negligencias en esta atención”.
Juan José Tirado ha detallado que las “tendencias demográficas actuales, los problemas de salud asociados y la educación sanitaria de la población están creando problemas a las administraciones públicas a la hora de mantener los sistemas sociosanitarios, ya que, debido a la alta demanda existente, se produce una saturación de los servicios: listas de espera, fragmentación de la atención y falta de continuidad en la atención a largo plazo”.
Unas afirmaciones que ha realizado Juan Jose Tirado durante el transcurso de la conferencia "El cuidado de enfermería y las políticas de atención al anciano en España" en el seno del 2º Congreso Ibérico em Cuidados Continuados Integrados celebrado en Bragança (Portugal).
El representante de la Enfermería en la Comunidad Valenciana ha incidido en que el modelo español de atención, con todas sus virtudes éticas y sociológicas, no es precisamente el más favorable para una adecuada integración horizontal de los servicios sociales y sanitarios: “Un modelo basado en familias/casas, más que en estructuras residenciales, se sustenta en un ejército de cuidadores informales con muy pobres criterios sanitarios y produce una gran dispersión territorial: no es lo mismo atender las necesidades sociosanitarias de 500 dependientes personas con pluripatología crónica en cinco plantas de una residencia asistida, que en 500 puntos de atención –viviendas– repartidos por todo el territorio. Especialmente cuando las estructuras de salud comunitaria carecen de fondos suficientes y la coordinación entre los recursos de asistencia preventiva y sociosanitaria es tan débil”.
Tirado también ha cuestionado el sistema de información para la gestión de los cuidados porque “se carece de bases de datos unificadas que permitan saber efectivamente cuántos dependientes y personas mayores cuidan de sus cónyuges de la misma edad o cuántas familias con cuidadores informales abastecen artificialmente las necesidades del sistema. Al no existir una ventanilla única, no es posible cuantificar esta realidad, por lo que es fundamental conocer el número de dependientes que existen actualmente, su demografía, su ubicación y si son recibidos adecuadamente, cubriendo sus necesidades. Sin recopilar estos datos no se pueden abordar los cambios y la reestructuración. Esta situación de evidente déficit en planificación hace que las propuestas de reforma se basen en el análisis de áreas pequeñas”.
“La enfermera debe tener en cuenta y conocer la situación real de la persona y sus condiciones personales y ambientales, entendiendo que la dependencia que genera el envejecimiento está ligada a un conjunto de variables que indican las capacidades tanto del usuario como de los recursos disponibles. donde se puede iniciar el proceso de planificación del cuidado y promoción del autocuidado en el envejecimiento, según el presidente del CECOVA, quien ha añadido que la enfermera de atención primaria “es la parte de la enfermería que desarrolla y aplica de manera integral los cuidados al individuo, la familia y la comunidad, en el proceso continuo salud-enfermedad”.
Además, el representante de la Enfermería de la Comunidad Valenciana ha concretado que quienes necesitan una atención social y sanitaria coordinada “son principalmente personas con enfermedades crónicas complejas, especialmente en situaciones terminales que requieren cuidados paliativos, pacientes con trastornos mentales graves, problemas de dependencia, discapacidades físicas y/o intelectuales graves, personas mayores frágiles, personas en situación de situación de dependencia temporal (en el momento del alta hospitalaria) o permanente, que además tienen necesidades de atención social por la ausencia o precariedad de su red social y/o familiar”.