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30/04/2025
El futuro de la enfermería en España: entre mitos, sombras y un futuro con IA

El futuro de la enfermería en España: entre mitos, sombras y un futuro con IA

Las enfermeras y enfermeros en España viven hoy un momento decisivo. Se hallan como Ulises en la encrucijada entre Escila y Caribdis. Al igual que el héroe de La Odisea, navegan entre dos peligrosos monstruos: la sobrecarga laboral y la falta de reconocimiento. Cada decisión cuenta, el margen de error es mínimo, pero avanzar es necesario.

Nunca antes nos habíamos enfrentado a tantos desafíos juntos: el envejecimiento acelerado de la población, la cronicidad creciente de las enfermedades y una demanda asistencial cada vez más elevada. Estos retos están llevando al límite nuestro modelo sanitario.

Y, sin embargo, en medio de esta tormenta, la inteligencia artificial (IA) surge como una aliada poderosa. Es una escena que evoca la hazaña de Prometeo robando el fuego de los dioses: un acto audaz que ilumina nuevas posibilidades. Abrazar la tecnología es hoy, como entonces, un acto de transformación.

Hablar de la enfermería en nuestro país es hablar de contrastes. La profesión se ilumina y se oscurece al mismo tiempo. Vocación, entrega y liderazgo brillan, mientras la estructura que debería sostenerla muchas veces la desgasta o la invisibiliza.

España tiene una de las ratios de enfermeras por habitante más bajas de Europa: apenas 6,2 por cada 1.000 habitantes, frente a la media europea de 8,9. En comunidades como la Valenciana, la cifra baja aún más, a 5,3. Esto genera una sobrecarga laboral crónica, estrés profesional y una progresiva pérdida de calidad y continuidad en el cuidado. A ello se suman la precariedad laboral, los contratos temporales, la movilidad forzosa y la escasez de oportunidades de desarrollo, factores que empujan al desánimo y a la fuga de talento joven.

La desigualdad territorial agrava la situación. Hay regiones especialmente desatendidas en recursos, tecnología y atención de calidad. Y aunque la evidencia científica respalda la autonomía enfermera, las resistencias culturales y normativas aún frenan el desarrollo pleno de competencias avanzadas como la prescripción o la gestión de casos complejos.

Es urgente desmontar las barreras burocráticas y sociales que impiden ver —y hacer funcionar— la verdadera arquitectura del cuidado. Solo así avanzaremos hacia un modelo asistencial más completo, efectivo y humano.

De cara al 2035, más del 26% de la población española superará los 65 años. Esto traerá consigo una mayor necesidad de atención prolongada, cuidados domiciliarios y respuestas sanitarias más cercanas, humanas y sostenidas en el tiempo. Ya no podemos pensar en un sistema centrado solo en el hospital. Necesitamos una atención comunitaria e integrada, que conecte con la vida cotidiana de las personas.

En ese paradigma, la enfermería tiene el potencial de convertirse en un pilar clave. Por su proximidad, su enfoque integral y su capacidad de liderazgo, está llamada a ser protagonista del cambio. Y si sumamos el potencial de la inteligencia artificial —capaz de analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real—, podremos tomar decisiones clínicas más precisas, anticipar riesgos y planificar mejor los cuidados.

La IA puede también liberar a las enfermeras de tareas administrativas repetitivas, facilitando la conciliación laboral y permitiendo dedicar más tiempo a lo esencial: cuidar. Hoy ya existen sistemas de monitorización a distancia que reducen ingresos hospitalarios y mejoran la calidad de vida, permitiendo que los pacientes vivan con mayor autonomía, acompañados por profesionales que supervisan su evolución.

En el ámbito educativo, la IA también abre caminos. A través de simulaciones avanzadas y programas personalizados, es posible formar mejor a las nuevas generaciones de enfermeras, adaptándose a sus necesidades y a los desafíos del presente.

Pero el futuro no se construye con retoques. Requiere, como la metamorfosis de la oruga para volverse mariposa, una transformación profunda. Pasar de un sistema centrado en la enfermedad a otro enfocado en la prevención, la promoción de la salud y el cuidado integral en todas las etapas de la vida. Para ello necesitamos un compromiso firme de las instituciones. Una estrategia nacional que reconozca a las enfermeras como piezas clave del sistema, que impulse su liderazgo y que apueste por inversiones reales en formación, innovación y tecnología.

Eso sí, la integración de la inteligencia artificial debe hacerse bajo principios éticos claros: equidad, protección de datos y fortalecimiento del vínculo humano. La tecnología no debe suplantar la calidez del cuidado, sino acompañarla. Como un dúo de músicos, la precisión y la emoción deben avanzar juntas, creando una melodía armónica de atención, eficacia y compasión.

Estamos ante un momento crucial para la enfermería española. Un punto de inflexión lleno de retos, sí, pero también de oportunidades únicas. La IA no viene a reemplazar a las enfermeras, sino a potenciar su capacidad de cuidar. El futuro de nuestra sanidad dependerá de una enfermería fuerte, empoderada y preparada para liderar el cambio. Solo así garantizaremos la salud y el bienestar de una sociedad cada vez más longeva, diversa… y humana.

*Juan José Tirado es presidente del Consejo de Colegios de Enfermeras y Enfermeros de la Comunitat Valenciana (CECOVA).